EL PODER DE LA PALABRA
"Al hombre le preocupa su lengua, ¿por qué será?
¿Por pura curiosidad intelectual?. ¿Por urgencia
desinteresada de su mente? No lo creo.
Le preocupa por una motivación profundamente vital.
Le preocupa porque se ha dado cuenta del poder
fabuloso y en cierto modo misterioso, contenido en esas
leves celdillas sonoras de la palabra. Porque las palabras,
las más grandes y significativas, encierran en sí una fuerza
de expansión, una potencia irradiadora de mayor alcance que
la fuerza fisica inclusa en la bomba, en la granada.
Por ejemplo, cuando los revolucionarios franceses
lanzaron, desde lo alto de las ruinas de la Bastilla, al
mundo entero su lema trino, "libertad, igualdad, fraternidad",
estos tres vocablos provocaron, no en Paris, no en Francia,
no en Europa, sino en el mundo entero, una deflagración tal
en las capas de aire de la historia, que desde entonces
millones de personas vivieron o murieron por ellos o contra
ellos, y ellos siguen haciendo vivir o morir hasta hoy en día.
Ha percibido el hombre moderno, quizá un poco
tarde, acaso todavía a tiempo, que las palabras poseen
doble potencia:una letal otra vivificante.
Un secreto poder de muerte, parejo con otro poder de
vida; que contienen, inseparables, dos realidades contrarias:
la verdad y la mentira; y por eso ofrecen a los hombres lo
mismo la ocasión de engañar que la de aclarar, igual la
capacidad de confundir y extraviar que la de eliminar y
encaminar.
En la materia amorfa de los vocablos se libra, como
en todo el vasto campo de la naturaleza humana, la lucha
entre los dos principios de Ormuz y Arimán, el del bien y el
del mal.
De "Aprecio
y defensa del lenguaje"
discurso del poeta español Pedro Salinas
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